Monumento al Comandante Benítez en la Plaza de la Marina
Comandante Benítez
Nada recuerda los hechos de 1977 en la esquina de la calle del comandante Benítez.
El comandante Benítez sí tiene a su memoria dedicado un monumento.
Este militar, en cuyo honor se erige un monumento en el Parque, conocido como el héroe de Igueriben, debido a su defensa hasta la muerte de una disparatada posición militar durante la no menos irracional Campaña de Marruecos de 1921.
La muerte de Benítez y los oficiales y soldados a su mando, se inscribe dentro de los hechos conocidos como el Desastre de Annual, al que los historiadores militares se refieren como el mayor desastre militar sufrido por nuestras Fuerzas Armadas contemporáneas – el número de víctimas mortales españolas no bajaría de 8.000. El Expediente Picasso (el nombre del general que lo redacta) es el documento que recoge la investigación de responsabilidades y posibles culpables de tamaña tragedia.
El informe del fiscal, elaborado a partir de las declaraciones de los testigos supervivientes, recoge pasajes como los siguientes:
La situación de Igueriben (…) desde el día 17 carecieron de agua, y muy pronto de víveres, y desde el 18 casi de municiones; para apagar la sed machacaban y chupaban patatas y luego tomaron, para los heridos, el líquido de los botes de pimientos y tomates; más tarde agua de colonia; después tinta, y, por fin, los propios orines con azúcar; para conllevar el calor sofocante, hacían hoyos en la tierra y se metían desnudos; las bajas aumentaban sin cesar; el hedor de los cadáveres era insoportable, cayendo los defensores agotados en el parapeto, donde los oficiales, fusil en mano, hacían fuego animados por el comandante; veían salir los convoyes de Annual y que no podían llegar; recibieron el día 20 el anuncio de que les llevarían agua , y luego de que el día siguiente se les socorrería e iría el Comandante general para abrazarlos por su heroicidad; el 21 vieron salir la columna de Annual y su retirada, y entonces el comandante mandó inutilizar el material, incendiar las tiendas y los víveres, y dispuso una salida a viva fuerza, muriendo todos los oficiales.
No se consigna en esta declaración que se recibiese autorización de abandonar la posición, pero en las condiciones a que se había llegado y visto que las columnas de auxilio se retiraban, cabe preguntar: ¿Podría hacerse otra cosa, ni se puede pedir más a los defensores de Igueriben, que haber quedado allí todos muertos?
(…)
Se expusieron diversas opiniones: desde la que sostenía la resistencia a todo trance, a lo que se oponía la falta absoluta de recursos (agua, víveres y municiones); pasando por os que sostenían la retirada en regla (a lo que el coronel Morales objetaba que ya era tarde), y por el abandono clandestino de la posición, para llegar algunos a proponer la inteligencia con Abd-el-Krim, jefe de la harka enemiga…Descontada esta última, que la más elemental idea de dignidad, de amor propio y aun de egoísmo hacía imposible(…)
Se tratará de compensar estos trágicos acontecimientos –fruto de la bravuconería y el más descabellado militarismo- con el reconocimiento del heroísmo de algunos de sus protagonistas. Uno de ellos será en comandante Benítez:
Ante la imposibilidad de socorrer Igueriben, el comandante general autoriza a Benítez con los moros, la respuesta de éste es digna de él: «Los de Igueriben muere, pero no se rinden».
(la machada está inscrita en el pedestal del monumento malagueño)