Salida de voluntarios de la estación de Málaga. 1936
Estación
Con fecha del 22 de julio, los malagueños salen a defender aquellas posiciones que se encuentran en poder del enemigo y que afectan estratégicamente a la provincia.
Las primeras fuerzas de las milicias y soldados al mando de suboficiales, marcharon hacia Puente Genil, «iban llenos de gran entusiasmo y vitoreando desde las ventanillas a la República y al Frente Popular».
La Estación de Ferrocarriles fue construida por la oligarquía económica malagueña en un intento por traer carbón del Valle de los Pedroches (Córdoba), con el que alimentar los agonizantes altos hornos locales. Fue la Sociedad del Ferrocarril de Málaga a Córdoba la que decidió su construcción y explotación. D. Jorge Loring, propietario inicial de la concesión, cedería todos los derechos resultantes del Real Decreto de 19 de Diciembre de 1859, a la citada sociedad. Esta transferencia incluía, además de los planos, trazados, estudios, presupuestos, trabajos empezados y el contrato otorgado el 30 de junio de 1860 por los Srs. Vitali, Picard y Compañía para la ejecución del mencionado ferrocarril. LA Sociedad estaba encabezada por Jorge Loring, Martín Larios y Tomás Heredia. LA inauguración del primer tramo tuvo lugar con motivo de la venida a Málaga de la reina Isabel II, en 1862.
A partir de su construcción, la poderosa estructura de hierro de la Estación ha impuesto su fisonomía sobre esta parte de la ciudad. Está compuesta por dos cuerpos paralelos destinados uno a llegadas y otro a salidas de los viajeros, separados ambos por una distancia de unos treinta metros para disponer la vías, y se cubre con una estructura metálica y cristaleras que la protegen de la lluvia y el sol, a la vez que le prestan una gran iluminación. Su fachada está definida por un gran arco rebajado de estructura metálica, flanqueado por dos cuerpos de obra que conservan el primitivo diseño clásico.
(Guía Histórico-Artística de Málaga)
De los pueblos cercanos entraron camionetas con campesinos armados, que fueron aclamados.
(La Guerra Civil en Málaga)
Los camiones pasaban cada vez más llenos y más deprisa, erizados de rifles, y sus ocupantes, blandiendo las pistolas, cantaban La Internacional. Llevaban marcadas a tiza las iniciales de todos los grupos de izquierda: los socialistas de la UGT, los anarcosindicalistas de la CNT, los anarquistas radicales de la FAI…
En el morro de uno de los camiones se alzaba, como en el mascarón de proa de un barco, la figura de un joven anarquista con la bandera roja y negra apretada fuertemente contra su pecho. Sus ojos habían dejado de ver la calle del pueblo y los automóviles que pasaban; sólo veían, frente a él, ¡el mundo futuro! La humanidad libre y feliz, justa y buena, trabajo para todos, pan para todos, amor para todos. En un sueño, nos conducía a todos hacia el mundo futuro.
La Tierra Prometida de la Humanidad.
(Málaga en Llamas)