Tanques italianos en Málaga el 8 de febrero de 1937
Febrero 1937
«La plaza de la Merced estaba llena de tanques-oruga italianos y alemanes, cantando sus himnos»
(Testimonio de C. G. Ruiz, en Málaga entre la Guerra y la Posguerra)
Se ha cogido una enorme cantidad de fusiles y cañones; todos los que tenían emplazados y no han tenido tiempo de retirar (…) una gran cantidad de prisioneros que se cuentan por centenares y también un enorme número e presentados, paisanos y soldados.
(Queipo de Llano. Charla radiofónica. Ideal. Granada, 8 febrero 1937)
Durante las pocas horas transcurridas desde la entrada de nuestras fuerzas, se han practicado numerosísimas detenciones, algunas de ellas de importancia, como una de la que podemos relatar detalles.
Sabedores de que en cierta casa de las afueras de Málaga se albergaba un sujeto extranjero, que durante el movimiento y antes de él se había entregado a la propaganda de sus ideas revolucionarias, manteniendo estrecho contacto con los dirigentes rojos de Málaga, dos oficiales del Ejército se dirigieron esta mañana a la casa en cuestión, con el objeto de hacer lo necesario para, al menos facilitar la salida de España de tan indeseable sujeto. Al llegar a su vivienda, adoptaron las precauciones naturales, dada la posibilidad de que algún amigo del dueño se encontrase dentro e intentara oponer resistencia. Unas preguntas dirigidas a los vecinos sólo lograron la respuesta de que el extranjero en cuestión se encontraba completamente solo, no obstante lo cual los oficiales penetraron en la casa, pistola en mano. Antes de que pudieran interrogar al que buscaban, que salió solo a recibirles, vieron que otro individuo trataba de huir de la casa. Le dieron el alto, y entonces uno de los oficiales vio con gran sorpresa que se trataba de otro individuo, conocido por sus actividades como propagandista revolucionario y afinidades con los rojos.
Extranjero, como el dueño, pudo comprobarse que ambos eran morfinómanos, y el segundo, al menos, probablemente culpable de actividades de grave carácter en momentos como los actuales.
(ABC, Sevilla 10-2-37)
«Pronto sonará, porque el General Queipo lo quiere, la hora expiatoria de los crímenes cometidos en Málaga la Bella, Dolorosa, de este calvario de la Crucifixión de España…Óigalo el mundo civilizado, si oídos tiene. Óigalo la cristiandad universal, escarnecida por Moscú y sus sicarios. España cierra el paso a las hordas asiáticas formadas por pelotones de fantoches en ese gran guiñol judío, cuyos hilos sutiles se mueven desde el Kremlim.
(ABC, 6 de febrero de 1937)
No hay duda alguna de que la rebelión militar que se inició el 17 de julio en la plaza de Melilla (…) Que la opinión publica española quiere esto (…) está más claro que la luz (…)Y si hay alguien que lo duda, que se lo pregunte a Málaga, la bella ciudad roja redimida…Ella hablará.
(Discurso del general Mola. ABC, Sevilla 28-2-37)
«No es posible hablar todavía con los malagueños, puesto que aún no se han tranquilizado»
(ABC. Sevilla, 9 de febrero de 1937)