Romería al Santuario de la Victoria. Foto: Pepe Ponce

Romería al Santuario de la Victoria. Foto: Pepe Ponce

Feria

 

La ciudad se rindió el 18 de agosto de 1487, y el 19, día de san Luis, obispo de Tolosa, entraron los castellanos en la ciudad.

Muchos habían sido los muertos entre los asediados (desde el mes de abril), y los supervivientes fueron deportados o vendidos como esclavos. De este infeliz destino sólo se salvaron cuarenta familias, entre ellas la de Alí Dordux, a quien los reyes nombraron alcaide de los mudéjares del obispado de Málaga.

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En concreto, el privilegio real permitía quedarse libremente en la ciudad a este mercader y a otros doce vecinos con sus mujeres e hijos –en total, unas 50 personas.

(Breve Historia de Málaga)

(el rey) Fernando montó en cólera: «(…) yo no aceptaré sino su rendición incondicional. Sufran, pues, el destino de los vencidos: aquellos que merezcan la muerte, seguramente caerán bajo su guadaña, y los que el cautiverio, también lo sufrirán.»

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Don Diego Gutiérrez de Cárdenas, comendador Mayor de león, entró luego en Málaga, a caballo y armado de pies a cabeza, tomando posesión de ella en nombre de los Soberanos de Castilla. Iba acompañado por sus adictos y por los capitanes y caballeros de su ejército; en pocos momentos el pendón de la cruz, el del bendito apóstol Santiago y el estandarte real de los Soberanos, fueron enarbolados en la torre del homenaje de la Alcazaba

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Un centenar de Gomérez fue enviado como presente al Papa Inocencio III. Llevados en triunfo por las calles de Roma, se convirtieron después al cristianismo. También se enviaron cincuenta doncellas moras a la reina Juana de Nápoles, hermana del rey Fernando y treinta a la reina de Portugal. Asimismo, la reina Isabel obsequió muchas otras doncellas moras a las damas de su Corte y de las nobles familias de España.

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todos los cautivos, en número de once mil, según unos; o de quince mil, según otros, se convirtieron en esclavos.

(Crónica de la Conquista de Granada)

El origen de la Feria se remonta a las ferias de ganado que se celebran en la ciudad conquistada por los castellanos.

Elías de Mellado: La primera feria de mercado se remonta a finales d el XV, por una Real Cédula de Isabel la Católica de 1489 que ordenaba que cada jueves del año se debía celebrar una feria, eximiendo de impuestos extraordinarios a los que acudieran (el origen del «Jueves» de Sevilla).

Esta feria derivaría en fiesta y diversión, como en otros lugares.

En 1491 se celebra una fiesta en honor de la Virgen de Agosto, a iniciativa del ayuntamiento para rememorar la toma de la ciudad. En 1491, el obispo trasladó la fiesta al 19 de agosto, día de San Luis en que la ciudad fue ganada.

A lo largo del XVI, estos festejos tendieron a concentrarse en los meses de verano.

Desde 1507 el Cabildo Municipal acordó que se hiciese una procesión en honor de los Santos Patronos, Ciriaco y paula, y que en la víspera se celebraran festejos, fiesta ya consolidada a finales de siglo.

Durante el XVII y XVIII, las fiestas más importantes serán las de la Reconquista, la de los Patronos, el día de San Juan y el Corpus (la más importante).

La Feria de Agosto llegará a finales del XIX.

En 1587 y con la intención de revitalizar el comercio en una época floja con un acontecimiento veraniego y durante los 30 años siguientes se extendió por la Alameda, la Plaza de la Merced y la Plaza de la Constitución (con bandas de música, carreras de caballos y corridas de toros como principales atracciones).

En 1868 se dedicó el penúltimo día de feria a los Patrones de Málaga: celebrándose en Martiricos (supuesto lugar de su martirio).

En 1887, celebrando el IV Centenario de la Conquista de la Ciudad Por los Reyes Católicos, tienen lugar los Festejos de Agosto (desde 1491 existía una orden para que se hiciera una fiesta cada año en recuerdo de la conquista), resucitada por la oligarquía local intentando sacar a Málaga de la crisis económica y social en que estaba postrada.

El primer cartel de la feria (del 19 al 30 de agosto de 1887) fue realizado por «el conocido pintor de la escuela malagueña, Joaquín Martínez de la Vega». Reproduciendo la estructura del cartel de toros, con el motivo pictórico en la parte superior y una extensa explicación de los festejos ocupando la mayor parte. Medía tres metros y 35 cm. De largo por 85 cm de ancho. Combina folklorismo, costumbrismo e historicismo: a través de un arco árabe se ve un paisaje con la Farola. La parte izquierda la ocupa un águila imperial con los escudos de Málaga y el de los reinos unificados por los Reyes Católicos.