Horrores de la guerra

De «Horrores de la guerra». Grabado de Helios Gómez. 1939

Helios Gómez

En el grabado de Helios Gómez, del ciclo Horrores de la Guerra, 1939, tinta sobre cartón, 65 x 50,5 cm., se pueden reconocer los elementos que los protagonistas y los testigos de los hechos : el bombardeo desde el mar y desde el aire de una columna de refugiados a lo largo de una serpenteante carretera entre la playa y los acantilados, además de la ambulancia de que habla Norman Bethune en su narración (citada por Antonio Nadal en Guerra Civil en Málaga).

Mientras tanto, el «Canarias» y el «Baleares», en previsión de que la flota republicana se presentara, pilotan la costa para intervenir, a continuación, en la carretera Málaga-Almería. Los buques alemanes e italianos se comportan en este sentido: cortar la llegada de los buques de la república, provenientes de Cartagena. La órdenes a los dos buques españoles-nacionalistas es impedir que los milicianos y sus familias abandonen Málaga, cortar su marcha para restarles eficacia y destrozar su posible organización en nuevas posiciones.

La acción terrible de estos buques sobre la carretera de Málaga a Almería es difícil de narrarla. Más de 150.000 personas –mujeres, niños y viejos- huyeron mientras las bombas de la marina nacionalista hacía en ellos blanco, ayudando al genocidio la aviación hispanoítaliana. Los testimonios personales causan pavor. La cuantificación de muertes se presenta muy difícil, tras muchas consultas he llegado a la conclusión de 3 a 5.000 personas, que perecieron destrozadas en la dramática pesadilla.

La literatura «nacionalista» ha descrito así o sucedido:

En «Estelas gloriosas de la Escuadra Azul»:

«Ahora hay que poner en práctica los ejercicios de tiro que se hicieron en El Ferrol ¡menudo exámen! ¡qué bien se dibuja la carretera de Málaga y Almería! Grupos de milicianos avanzan por ella ¡¡¡BUUMM!!!. Las granadas del «Baleares» caen en salva agrupada sobre ellos, sembrando la muerte. Unos corre, otros se desploman para siempre.

¡Muy bien! Grita el oficial, sin poderse contener.

El coronel Villalba, jefe de las fuerzas republicanas en Málaga, se vio sorprendido y desbordado por los acontecimientos, debiendo ordenar la urgente evacuación de la capital el 6 de febrero. Así fue como más de 150.000 malagueños iniciaron una dramática huida por la costa en dirección a Almería, hostigados por bombardeos aéreos y desde el mar que produjeron miles de víctimas entre hombres mujeres y niños. Esta tragedia humana no ablandó ni mucho menos el corazón de los atacantes, pues la forma en que se apresuraban a escapar y cómo se les exterminaba era incluso objeto de comentarios jocosos mientras les disparaban desde los barcos.

(Breve Historia de Málaga)

 

En 1937 escribe César Vallejo España, aparta de mí este cáliz. El libro se divide en quince poemas. En el segundo de ellos, BATALLAS, se lee:

¡Málaga sin padre ni madre,
ni piedrecilla, ni horno, ni perro blanco!
¡Málaga sin defensa, donde nació mi muerte dando pasos
y murió de pasión mi nacimiento!
¡Málaga caminando tras de sus pies, en éxodo,
bajo el mal, bajo la cobardía, bajo la historia cóncava, indecible,
con la yema en tu mano: tierra orgánica!
Y la clara en la punta del cabello: todo el caos!
¡Málaga huyendo de padre a padre,
familiar, de tu hijo a tu hijo,
a lo largo del mar que huye del mar
a través del metal que huye del plomo,
a ras del suelo que huye de la tierra
y a las órdenes ¡ay!
De la profundidad que te quería!
¡Málaga a golpes, a fatídico coágulo, a bandidos, a infiernazos,
a cielazos,
andando sobre duro vino, en multitud,
sobre la espuma lila, de uno en uno,
sobre huracán estático y más lila,
y al compás de las cuatro órbitas que aman
y de las dos costillas que se matan!
¡Málaga de mi sangre diminuta
y mi clonación a gran distancia,
la vida sigue con tambor a tus honores alazanes,
con cohetes, a tus niños eternos
y con silencio a tu último tambor,
con nada, a tu alma,
y con más nada, a tu esternón genial!
¡Málaga, no te vayas con tu nombre!
¿Qué si te vas,
te vas
toda, hacia ti, infinitamente toda en son total,
concorde con tu tamaño fijo en que me aloco
con tu suela feraz y su agujero
y tu navaja antigua atada a tu hoz enferma
y tu madero atado a un martillo!
¡Málaga literal y malagueña,
huyendo a Egipto, puesto que estás clavada,
alargando en sufrimiento idéntico tu danza,
resolviéndose en ti el volumen de la esfera,
perdiendo tu botijo, tus cánticos, huyendo
con tu España exterior y tu orbe innato!
¡Málaga por derecho propio
y en el jardín biológico, más Málaga!
¿Málaga en virtud
del camino, en atención al lobo que te sigue
y en razón del lobezno que te espera!
¿Málaga, que estoy llorando!
¿Málaga, que lloro y lloro!

 

A los tres cuartos de hora, un parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más a prisa, enviamos a nuestra aviación que bombardeó incendiando algunos camiones.

Queipo de Llano

Charla radiofónica (9 febrero 1937)