Palacio de la Aduana antes del Incendio de 1922
Aduana
(el 18 de julio de 1936) Al intentar avanzar hacia el Gobierno Civil se encuentran con el fuego de ametralladoras de la Guardia de Asalto, parapetados en la Aduana. Dentro de este edificio se encuentran varios oficiales que están comprometidos con el Alzamiento (posiblemente sin que lo supieran sus propios compañeros) pero será la energía del capitán Molino y el teniente Mora la que decida la situación a favor del gobierno. Desde la Aduana, que representa un parapeto difícilmente atacable, se bate con facilidad al ejército(…) apoderados de las calles 14 de abril, Plaza de la Constitución y Calle Granada, los militares apoyados por jóvenes fascistas, pretendieron efectuar el asalto a la Aduana (…) Los Guardias de Asalto y paisanos repelieron la agresión e hicieron esconderse a los soldados en el parque (…)
Entretanto se habían instalado frente al Gobierno un cañón del 7,5, dos morteros y dos ametralladoras (…) Huelin (…) se dirige hacia la Aduana. Llegado a su interior exige en nombre del ejército la rendición del edificio y concede un plazo de diez minutos, pasado el cual procedería al bombardeo (…) Huelin se dispone al bombardeo, pero el teniente Nespral, que mandaba aquella sección, le exige la orden de fuego por escrito (…) La guardia Civil, en momentos decisivos, se retira hacia sus cuarteles. (…) Ya no queda más solución que la llegada de las tropas de Melilla, (éstas) se dirigían a Málaga ¡pero sublevadas! Y con los oficiales detenidos (…) La última oportunidad estaba perdida. Huelin no recibirá la orden de bombardeo.
Avanzada la madrugada, entre las 4,30 y las 5,00, cominenzan a retirarse las tropas por orden del general Patxot; una parte de los soldados se dirige con bandera blanca al Gobierno Civil, donde son aclamados (…)
Amanecida Málaga, el pueblo confraternizó con los «soldados engañados por sus jefes que depusieron su actitud», y recorrieron después las calles dando vítores a la República.
(La Guerra Civil en Málaga)