Plaza de la Marina, con el palacio de los Larios y los monumentos al marqués, «intervenido», y al comandante Benítez, al fondo, entre 1931 y 1936
Larios
La burguesía malagueña, sobre todo la mercantil, conocería unos momentos de enriquecimiento y esplendor como nunca los había tenido. La otra cara de la moneda era la existencia de una creciente masa de obreros de la industria que malvivían en unas condiciones realmente muy deficientes
El hábitat de estas ordenaciones (Bulto, Huelin, Pelusa, San Andrés y el nuevo Perchel), se caracterizaba por la ausencia de zonas verdes…
(Guía Histórico Artística de Málaga)
Además de la casa palacio de los Larios, Manuel Agustín Heredia edifica cinco casas en la Alameda Principal y adquiere la Hacienda de San José en el norte de la ciudad, finca procedente de las ventas de bienes raíces desamortizados, donde ubica su residencia de verano.
Casi enfrente de la Hacienda de San José, está la Hacienda de La Concepción. También propiedad de Heredia, que será la dote de su hija Amalia Heredia Livermore para su boda con Jorge Loring Oyarzábal, miembro de otra poderosa familia de la oligarquía local. Los marqueses de Casa Loring construyen allí una extraordinaria colección arqueológica además de un exótico jardín botánico.
Los frutos de la opulencia decimonónica malagueña tienen también otra cara, diferente a la pálida y delicada faz de doña Amalia: «Entre los seres que pululan como insectos por las cavidades aquellas, los hay cojos, tuertos, mancos, deformes, derrengados, por la lanzadera que les alta, el fuego que les quema, la correa que les azota, o los piñones del engranaje que les cazan; y contémplase muchas veces en la tejedora el ejemplo de un rostros hermoso, desfigurado por una cicatriz inmensa».
(La Generala)
Cuando las fuerzas fascistas entren en Málaga en 1937, encontrarán, como en un libro escritos, claros e inconfundibles, en las paredes de la casa en ruinas de los Larios, explícitos los sentimientos de gran parte del pueblo malagueño hacia sus señores.(así como los locales de Acción Popular, el «Casinillo» de la calle 14 de abril, la Cosmopolita, la Farmacia de Pérez Bryan, los almacenes de Temboury, de Estrada y Romero Raggio, el Círculo Mercantil –y otros inmuebles a los que se propagaron las llamas, como el Café Comercial o la farmacia El Globo-. A los pisos de los Crooke, apoderados de los Larios, entraron grupos que los vaciaron de muebles e incendiaron –propagándose el fuego a la farmacia de Caffarena.
También se saquearon los periódicos derechistas la «Unión Mercantil» y el «Diario de Málaga»)
La calle de Larios está casi destruida totalmente: también todos los chalets del Limonar y a la hermosa casa del marqués de Larios, que es un montón de ruinas.
(ABC, Sevilla 9-2-37)